Encara no us podem avançar detalladament el que succeirà el 25 de juny, però estem de celebració. És el dia en què oficialment s’inaugura la reforma de la Biblioteca.
Moltes de vosaltres ja coneixeu el nou espai, però ens agradaria que ens acompanyéssiu als actes que tenim preparats, i com no, que féssiu extensiva aquesta invitació a persones del vostre entorn.
Si bé, no podem desvelar tots els detalls, sí que us avancem que hi haurà una presentació de llibre, a les 17 h, on es parlarà de l’educació als segles XVI, XVII i XVIII a càrrec de l’historiador tonenc, Xevi Camprubí. I que la vetllada l’acabarem amb la veu de Selma Bruna i l’inici del cicle musical Al Pati.
Reserva’t la tarda del 25 de juny. Suma’t a la celebració, de l’espai cultural de referència del municipi.
Som animals de costums, i en un dia com aquest, no podem de deixar de reproduir un discurs que ens va captivar, i que una persona que fou referent, durant molt de temps, per a aquesta Biblioteca, Mercè Escardó, ens va descobrir. Es tracta del discurs que va llegir Federico García Lorca, per la inauguració de la biblioteca pública del poble on va néixer, Fuente Vaqueros (setembre, 1931)
Aquí us deixem una petita selecció, d’un discurs per llegir, rellegir i rellegir.
“Cultura porque sólo a través de ella se pueden resolver los problemas en que hoy se debate el pueblo lleno de fe, pero falto de luz. No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan, sino que pediría medio pan y un libro.”
“Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio de Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social.”
“¡Libros! ¡Libros! Hace aquí una palabra mágica que equivale a decir: ‘amor, amor’, y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras. Cuando el insigne escritor ruso Fedor Dostoyevsky, padre de la revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita, y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: ‘¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!’.”
“Os he explicado a grandes trazos el trabajo que ha costado al hombre llegar a hacer libros para ponerlos en todas las manos. Que esta modesta y pequeña lección sirva para que los améis y los busquéis como amigos. Porque los hombres se mueren y ellos quedan más vivos cada día, porque los árboles se marchitan y ellos están eternamente verdes y porque en todo momento y en toda hora se abren para responder a una pregunta o prodigar un consuelo.”
“Que esta biblioteca sirva de paz, inquietud espiritual y alegría en este precioso pueblo donde tengo la honra de haber nacido, y no olvidéis este precioso refrán que escribió un crítico francés del siglo XIX: «Dime qué lees y te diré quien eres».”